martes, 5 de agosto de 2014

Aun inmaduros...

Los jóvenes amantes están por consumar su amor, tienen meses saliendo, compartiendo todo, es el momento justo, sin prisa, sin artilugios, sin chantajes, solo el consentimiento mutuo...
 
Quedan de verse en el departamento de el, ella llega justo a la hora, puntual, nerviosa, excitada de pasar su relación a una nueva etapa.
 
Son jóvenes expertos en las artes del sexo, cada uno con parejas anteriores, experiencias negativas que los obligan a tomarse este tiempo previo al emocionante encuentro...
 
El abre la puerta, la recibe con un cordial beso, la deja pasar cortésmente y cierra la puerta, dejando afuera pudores, remordimientos, falsas poses, opiniones de terceros, todo queda afuera de la cerrada puerta
 
El cortes beso de bienvenida adentro del departamento se convierte en total desenfreno, ahora besándose ardientemente, ella contra la pared, el acaparando a su presa, le quita la blusa, arranca el corpiño, ella desesperada luchando con el cinturón de su amor, el le sube la falda mientras le besa los pechos, le arranca las bragas, ella excitada no deja de tocar su dureza con sus manos, tocándolo, apretándolo, conociéndolo, disfrutándolo...
 
Bocas, cuellos, pecho, todo mojados por los rastros que los desesperados labios van dejando...
 
La carga y sobre la mesa la pone, ella con las piernas abiertas, solo la falda maltrecha es lo único que porta, el totalmente desnudo acaricia sus torneadas piernas, de nuevo a la boca, de nuevo los cuellos, ella acaricia toda su espalda mientras el la prepara, la jala mas a la orilla, le levanta un poco las piernas, guiando su dureza entre ellas, buscando el húmedo tramo para culminar ese amor... La penetra, de inicio lentamente, pero ella ya no esta para mas condescendencias y con sus manos al final de la espalda de su amado le exige lo que su cuerpo demanda, embestidas mas fuertes, con sus piernas abrazándolo como tentáculos digiriendo a su presa, la bella mariposa es ahora una agresiva campamocha que obliga, exige, demanda, ordena ritmos con instrucciones precisas marcadas con mordidas en el cuello del extasiado amante...
 
Frenéticos embates, gritos guturales en ordenes incoherentes, indescifrables, dialectos secretos que solo los amantes saben, entienden... y ciegamente obedecen.
 
Exaltada lucha, ella sentada con las piernas abrazadas a sus piernas, el la recuesta y las sube guiando sus pies a su cuello, esta por terminar y quiere llegar hasta el fondo del húmedo cuerpo, embestidas salvajes, gemidos agradecidos, ambos sudando, siguen unidos... hasta el momento de intercambiar un solo grito, ambos terminan, el sobre su cuerpo se derrumba, ella colgando sus temblorosas piernas, temblores involuntarios de un cuerpo extasiado
 
Así quedan, el derrumbado, ella abrazándolo, dos jóvenes amantes que no se entregaron en la primera cita, felices por que se dieron el tiempo de primero conocerse antes de tenerse... Criticas muchas fueron recibidas, chapados a la antigua le decían las amigas, a nadie hicieron caso, con el solo tratarse sabían que no era un amor que se iba a definir con tan solo un acostón...
 
Ahora que en sus ojos se ve reflejada cualquier duda quedo despejada, se ven y solo sonríen, nada mas necesitan decirse, su amor lo están consumando como dos seres maduros en esos cuerpos... Aun inmaduros.
 
 
 
 
 
 
 

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